EL LAÚD MARAVILLOSO
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- Publicado: Jueves, 15 Septiembre 2016 19:19
- Escrito por Filiberto Chamorro
Escucha mientras lees "La Rosa de la Alhambra" de Eduardo Paniagua
La torre de las Infantas, residencia en otro tiempo de las tres encantadoras princesas moras Zayda, Zorayda y Zorahayda, estaba abandonada. Este abandono obedecía a que nadie se atrevía a habitarla, ya que, según se decía, la sombra de la joven Zorahayda, que murió en ella, se aparecía a la luz de la luna, junto a la fuente de la sala, tocando su laúd maravilloso.
Pero llegó un buen día en que una señora llamada Fredegunda se fue a vivir a ella con su sobrina Jacinta, muchacha huérfana y muy bella, a la que se llamó «la Rosa de la Alhambra». Su tía no le permitía salir jamás de aquella torre y en ella se consumía su juventud. Cierto día que paseaba por la Alhambra Ruiz de Alarcón, el paje favorito de los Reyes, con el halcón preferido de la Reina, advirtió que el ave de presa, al ver un pájaro sobre un árbol, se lanzó en su persecución. El joven siguió al pájaro en su vuelo, hasta que lo vio posarse en la alta torre de las Infantas. Creyéndola deshabitada, se dirigió hacia ella e intentó buscar alguna portezuela por donde poder entrar.
Cuando lo estaba intentando, vio aparecer por una ventana un hermoso rostro de una muchacha, que desapareció en seguida. Esperó, para ver si podía verlo de nuevo, pero fue en vano; entonces se decidió a llamar a la puerta. Al poco tiempo apareció aquel rostro encantador en la ventana.
-¿Qué deseáis? -dijo.
-Quisiera subir a la torre para coger mi halcón, que está posado en lo más alto -contestó el paje.
-Perdonad, señor, que no os abra la puerta; mi tía me lo tiene prohibido.